jueves, 23 de julio de 2009

REALIDAD CAMBIANTE

Paredes cándidas. Monos de bronce por las escaleras. Botones como si de cuadros se tratasen. Imágenes estáticas, ausencia de movimiento. Falta de dinamismo.
Relojes en stop, pero no estropeados, ya que ofrecen la hora dos veces por día.
Camas que se van poblando de sueños, fiebre, risas.
Libros que se consumen poco a poco durante horas de bienestar.
Días grises en los que un rayo de sol es una alabanza. Cantos fúnebres emergiendo de bocas sonrientes.
Hierro agujeread, pendiente de un largo hilo.
Abandono del yo, la realidad. Intromisión en un más allá incomprensible que me ayuda a comprender.
Dudas ambulantes cercando un sabio conocimiento. Único. Irrepetible. Como el propio ser humano.
Caras que se aparecen en sueños y obligan a recordar, a llorar. Tiempos pasados, agua caducada. Fruta estropeada. Minutos consumados y segundos degradados.
Adioses suspirados. Bienvenidas inesperadas.
Hasta luego, realidad. Vuelve pronto, pero no seas la misma. No permitas que me acostumbre a tus andares, a tus modales.
Mantenme en vilo, aguardando una vez más tu llegada.

LA OTRA PARTE

Nadie supo qué fue de él.
Acostumbraba a levantarse temprano. Se duchaba mientras un agradable olor a café inundaba la cocina, el salón, la habitación y, finalmente, se entrelazaba con el aroma del jabón que solía usar.
Tostadas (dos) con mermelada de frambuesa. Una manzana.
Tomaba el ascensor por las mañana, pero sólo lo utilizaba una vez al día. Trabajaba en una gran empresa. Era un gran hombre de negocios, atareado, saturado.
Solía comer en quince minutos, no más, y tomaba un café rápido en cinco, “a lo ejecutivo”.
Volvía a casa al anochecer. Nadie lo esperaba. A veces veía las noticias o leía el periódico, pero enseguida se metía en la cama. Sábanas limpias, perfectamente planchadas. Orden total. Disciplina absoluta.
Todas las noches, a las cuatro, se levantaba a beber tres vasos de agua y volvía a meterse en la cama.
Dormía hasta las seis. Tomaba un vaso de leche caliente y dormitaba un poco más hasta las siete y cuarto.
Así comenzaba un nuevo día, similar al anterior.
Pero un día, después de haber obtenido un gran premio por cierto proyecto, desapareció. Nadie supo más de él.
Excepto yo.
Él consiguió realizarse, logró su objetivo como buen profesional y eso le hizo enorgullecerse de sí mismo. Se sintió bien. Creció en su interior.
Pero ahora, sin embargo, tenía que encontrar a su Otra Parte.
Emprendió, lejos de su vida anterior, la búsqueda del amor.

miércoles, 22 de julio de 2009

RETRATOS

Museos. Postales. Pósters. Caras estampadas en bolsos, camisetas.

Facciones que quedan en la memoria de quien las mira o las intuye.

Deformaciones que causan una irrupción desagradable en la comisura de los labios.

Ojos que entristecen miradas para siempre.

Sonrisas que alegran el día.

Pechos que levantan pasiones.

Verdes esperanzados.

Amarillos peligrosos.

Negros de confusión.

Atmósferas multisensacionales que nos rodean sin siquiera percatarnos de ello.

Miradas lánguidas en un universo áureo que se ciñe a nuestros dedos a modo de alianza eterna.

Sí quiero. Deseo vivir en un mundo de retratos. En un mundo retratado y retratable. Lleno de colores, coloreado.

Retratos amigos, enemigos, conocidos y desconocidos.

Retratos en autobuses, en paneles gigantes a la salida de una gran ciudad desconocida, olvidada o ignorada.

Retratos que escapan y retratos que se reencuentran.

Retratos que se miran. Retratos que se aman, se besan y se hacen el amor mutuamente. Sin miedos. Seguros.

Olvidados de la mano que los unió. Olvidados de que fueron retratados. Desnudos. Cubiertos de cierta matanza de la vergüenza.

Descubiertos en la intimidad, en el deseo. En la explosión del placer.

Retratos que son recuerdos de aquel café que tomó Fulanito junto a Menganita mientras se acariciaban las manos, los cabellos, los senos y algo más.

Recuerdos de aquella cama en que anidaron su mutuo amor. Lloraron de alegría y rieron cuando estaban tristes.

Retratos que me devuelven a la infancia. A los pequeños sorbos de té gateando por la mesa. Robando el último placer de un largo orgasmo de cafeína.

Retratos que me devuelven a las orejas pegadas a las puertas, escuchando conversaciones inapropiadas.

Retratos mundiales. Mitos. Idolatrías.

Retratos escépticos. Retratos geométricos. Asimétricos. Iguales. Parecidos. Idénticos.

Retratos agresivos. Apacibles. Irascibles. Amables.

Retratos que se retratan.

Retratémonos.

ÚLTIMO BAILE

ÚLTIMO BAILE
Bailaré hasta saciar todos mis anhelos, sintiendo cada soplo musical como la esperanza de que otro mañana será posible. Así, hasta bailar con la muerte, última compañera de todos, aquella a la que tendremos que conceder el baile que cierre la fiesta. N.O.G.

OLOR A CALLE

Te aferras a mí como un recuerdo, fruto de largas horas vagabundeando.
Te quiero en mí destructor del olvido, evocando horas pasadas.
Visualizo en tu aroma sugerencias vividas.
Fragancias exquisitas y nauseabundas como dos enamorados fusionadas.
Imágenes bellas y mortales grabadas en tu presencia.
Frases y pláticas como voz lejana.
Sonrisas y sollozos desgarrados pugnan por escapar de tu interior.
¿Dónde quedo yo?
¿Habito en mí o en ti?
No me dejes en el abismo de la ignorancia.
Arrópame con tu manto aromático, guárdame en el recuerdo de lo que alguna vez fui.

N.O.G.

"...pero vosotros ciegos estáis cuando no conocéis que nacéis para padecer y morís para descansar."

¿Qué valor damos a la vida?
¿Qué consideramos que somos durante nuestro viaje?
¿Cuál es nuestra misión? ¿Padecer?
Sinceramente, creo que la vida es lo más bello que posee el ser humano. Descansaré al morir, pero después de haberme cansado de felicidad.
N.O.G.
Cuentan que Ulises, harto de prodigios, lloró de amor al divisar su Itaca verde y humilde. El arte es esa Itaca de verde eternidad, no de prodigios.

Jorge Luis Borges

NACÍ CON LAS MANOS VACÍAS

Y llenas de cuentos. Las manos sirven para escribir, amar o tejer. Hay para quien es el más dulce de los tormentos. Las manos pueden ser grandes, fuertes, etereas, capaces de todo y de nada. Demuestran y hacen mucho. Nací con las manos vacias pero llenas de historias que escribir, amar o tejer. Nací con las manos surcadas de ti pero sobre todo de mí.
CSB.

LA BELLEZA DE UN INSTANTE

LA BELLEZA DE UN INSTANTE
N.O.G.